LA DEPRESIÓN 🥺

LA DEPRESIÓN: UNA REVISIÓN:

DEFINICIÓN:

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por un estado de ánimo bajo o triste, una pérdida de interés o placer por las actividades que antes se disfrutaban, y una disminución de la autoestima o la confianza en uno mismo. La depresión puede afectar a la forma de pensar, sentir y actuar de una persona, y puede interferir con su funcionamiento normal en diferentes ámbitos de la vida, como el trabajo, la escuela, las relaciones o la salud.

CLASIFICACIÓN:

Existen diferentes tipos o subtipos de depresión, según la causa, la duración, la intensidad o los síntomas que presenta cada persona. Algunos de los más comunes son:

DEPRESION MAYOR:

Se trata de un episodio depresivo que dura al menos dos semanas y que cumple con ciertos criterios diagnósticos, como tener al menos cinco de los siguientes síntomas: estado de ánimo deprimido, anhedonia, cambios en el peso o el apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o lentitud psicomotora, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de culpa o inutilidad, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

DEPRESIÓN PERSISTENTE o DISTIMIA:

Se trata de un estado de ánimo deprimido que dura al menos dos años, pero que no cumple con los criterios de depresión mayor. Los síntomas son menos severos, pero más crónicos y difíciles de tratar. La persona puede tener dificultades para sentir alegría, motivación o esperanza, y puede experimentar baja autoestima, irritabilidad, aislamiento o pesimismo.

DEPRESIÓN BIPOLAR:

Se trata de un trastorno que alterna episodios de depresión con episodios de manía o hipomanía, que son estados de ánimo elevados o eufóricos, acompañados de una mayor actividad, impulsividad, grandiosidad o falta de juicio. La depresión bipolar puede ser de tipo I, si hay al menos un episodio de manía, o de tipo II, si solo hay episodios de hipomanía.

DEPRESIÓN POSTPARTO:

Se trata de un tipo de depresión que afecta a algunas mujeres después del parto, debido a los cambios hormonales, físicos y emocionales que implica el proceso. Los síntomas pueden incluir tristeza, llanto, ansiedad, irritabilidad, insomnio, falta de apego al bebé, sentimientos de culpa o incompetencia, y pensamientos de hacerse daño a sí misma o al bebé.

DEPRESIÓN ESTACIONAL:

Se trata de un tipo de depresión que se relaciona con los cambios de estación, especialmente con la disminución de la luz solar en otoño e invierno. Los síntomas pueden incluir apatía, somnolencia, aumento del apetito, aumento de peso, aislamiento social y pérdida de interés por las actividades habituales.

DEPRESIÓN ATÍPICA:

Se trata de un tipo de depresión que se diferencia de la depresión mayor por tener algunos síntomas opuestos, como aumento del apetito, aumento de peso, hipersomnia, sensibilidad al rechazo y capacidad de mejorar el ánimo ante estímulos positivos.

EPIDEMIOLOGÍA :

La depresión es un problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la principal causa de discapacidad a nivel mundial, y se estima que más de 264 millones de personas la padecen. La depresión es más frecuente en las mujeres que en los hombres, y puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más común en la edad adulta. La depresión también puede estar asociada a otras condiciones médicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, demencia o VIH.

CUADRO CLÍNICO:

La depresión se manifiesta de forma diferente en cada persona, y puede variar en su gravedad, duración y frecuencia. Los síntomas más habituales son:

ESTADO DE ÁNIMO DEPRIMIDO:

La persona se siente triste, vacía, desesperanzada o sin sentido. Puede llorar con facilidad, o tener dificultad para expresar sus emociones.

ANHEDONIA:

La persona pierde el interés o el placer por las actividades que antes le gustaban o le divertían, como el ocio, el trabajo, el sexo o las relaciones sociales. Puede sentirse aburrida, indiferente o apática.

Cambios en el peso o el apetito:

La persona puede tener un aumento o una disminución del apetito, lo que puede provocar un aumento o una pérdida de peso significativos. Puede tener antojos de alimentos dulces o grasos, o perder el gusto por la comida.

INSOMNIO o HIPERSOMNIA :

La persona puede tener dificultad para conciliar el sueño, despertarse varias veces durante la noche, o despertarse muy temprano por la mañana. O bien, puede dormir más de lo normal, o tener sueños angustiosos o pesadillas.

AGITACIÓN o LENTITUD PSICOMOTORA:

LA persona puede mostrar una mayor o una menor actividad física o mental, lo que se refleja en su forma de hablar, moverse o pensar. Puede estar nerviosa, inquieta o irritable, o bien, estar lenta, cansada o apática.

FATIGA O PERDIDA DE ENERGÍA:

LA persona se siente débil, agotada o sin fuerzas para realizar las tareas cotidianas. Puede tener dificultad para levantarse de la cama, vestirse o asearse.

SENTIMIENTOS DE CULPA O INUTILIDAD :

La persona se culpa a sí misma por sus problemas, o se siente responsable de cosas que no puede controlar. Puede tener una baja autoestima, o sentirse inferior, inadecuada o indigna.

DIFICULTAD PARA CONCENTRARSE O TOMAR DECISIONES:

La persona tiene problemas para prestar atención, recordar o razonar. Puede cometer errores, olvidar cosas o perder el hilo de lo que hace o dice. Puede tener dificultad para elegir, resolver o planificar.

PENSAMIENTOS RECURRENTES DE MUERTE O SUICIDIO :

La persona piensa con frecuencia en la muerte, o en la posibilidad de quitarse la vida. Puede tener ideas, planes o intentos de suicidio, o buscar formas de hacerse daño.

TRATAMIENTO:

El tratamiento de la depresión depende de la causa, el tipo y la gravedad de la misma, así como de las características y preferencias de cada persona. El tratamiento más efectivo suele ser una combinación de:

PSICOTERAPIA:

Se trata de un proceso de ayuda profesional que tiene como objetivo mejorar el estado de ánimo, los pensamientos, las conductas y las relaciones de la persona con depresión. Existen diferentes tipos de psicoterapia, como la cognitivo-conductual, la interpersonal, la psicodinámica o la humanista, entre otras. La psicoterapia puede ser individual, grupal, familiar o de pareja, según las necesidades de cada caso.

FARMACOTERAPIA:

Se trata del uso de medicamentos que actúan sobre el cerebro para aliviar los síntomas de la depresión. Los más utilizados son los antidepresivos, que pueden ser de diferentes clases, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), los tricíclicos, los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) o los atípicos, entre otros. Los antidepresivos deben ser recetados y supervisados por un médico, y se deben tomar siguiendo las indicaciones y precauciones correspondientes.

OTRAS INTERVENCIONES:

Existen otras opciones de tratamiento que pueden complementar o sustituir a la psicoterapia o la farmacoterapia, según el caso. Algunas de ellas son: la estimulación magnética transcraneal (EMT), la estimulación eléctrica del nervio vago (ENV), la terapia electroconvulsiva (TEC), la terapia de luz, la terapia de estimulación cognitiva, la terapia ocupacional, la terapia asistida por animales, la musicoterapia, la arteterapia, la meditación, el yoga.