DIABETES MELLITUS


 DIABETES MELLITUS: 



Es  una enfermedad crónica que se caracteriza por el aumento de los niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia) debido a una alteración en la secreción o acción de la insulina, una hormona producida por el páncreas que facilita el ingreso de la glucosa a las células para su utilización como fuente de energía.

CLASIFICACIÓN: 

Diabetes tipo 1: 

se produce por una destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, que son las encargadas de producir insulina. Esto conlleva a una deficiencia absoluta de insulina y requiere tratamiento con insulina exógena de por vida. Suele presentarse en la infancia o adolescencia, aunque puede aparecer a cualquier edad. Se asocia a factores genéticos y ambientales, como infecciones virales o exposición a ciertos agentes químicos .

Diabetes tipo 2: 

se produce por una combinación de resistencia a la acción de la insulina y una deficiencia relativa de su secreción. Es el tipo más frecuente de diabetes y se relaciona con factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo, la edad avanzada y los antecedentes familiares. Suele presentarse en la edad adulta, aunque cada vez es más común en niños y adolescentes debido al aumento de la obesidad infantil. El tratamiento inicial se basa en cambios en el estilo de vida y medicamentos orales o inyectables que aumentan la producción o sensibilidad a la insulina, aunque algunos pacientes pueden requerir insulina exógena en etapas avanzadas .

Diabetes gestacional: 

se define como la alteración del metabolismo de la glucosa que se diagnostica por primera vez durante el embarazo. Se debe a una disminución de la tolerancia a la glucosa inducida por las hormonas placentarias, que antagonizan la acción de la insulina. Afecta al 2-9% de las embarazadas y aumenta el riesgo de complicaciones maternas y fetales, como preeclampsia, macrosomía, distocia de hombros y malformaciones congénitas. El tratamiento consiste en controlar los niveles de glucosa mediante dieta, ejercicio y, si es necesario, insulina exógena. La mayoría de las mujeres con diabetes gestacional recuperan la normoglucemia después del parto, pero tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro .

Otros tipos específicos de diabetes: 

son formas menos comunes de diabetes que se deben a defectos genéticos, enfermedades del páncreas, endocrinopatías, infecciones, fármacos o sustancias químicas . Algunos ejemplos son la diabetes monogénica (causada por mutaciones en un solo gen), la diabetes por fibrosis quística (causada por el daño pancreático provocado por esta enfermedad) y la diabetes inducida por esteroides (causada por el uso prolongado de corticoides).

EPIDEMIOLOGÍA: 

La diabetes mellitus es un problema de salud pública mundial que afecta a más de 400 millones de personas y causa alrededor de 5 millones de muertes al año. Su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas debido al envejecimiento poblacional, el cambio en los hábitos alimentarios y el incremento de la obesidad. Se estima que para el año 2040 habrá más de 600 millones de personas con diabetes en el mundo.

CUADRO CLÍNICO: 

El cuadro clínico de la diabetes mellitus depende del tipo, la duración y el grado de control de la enfermedad. Los síntomas más característicos son la poliuria (aumento del volumen y frecuencia de la orina), la polidipsia (sed excesiva), la polifagia (hambre aumentada) y la pérdida de peso inexplicable. Estos síntomas suelen ser más evidentes en la diabetes tipo 1, que se manifiesta con mayor rapidez y severidad que la tipo 2. La diabetes tipo 2 puede permanecer asintomática durante años y solo detectarse por complicaciones crónicas o por estudios de laboratorio .

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS : 

Los criterios diagnósticos de la diabetes mellitus se basan en la medición de los niveles de glucosa en la sangre, ya sea en ayunas, después de una carga oral de glucosa o en cualquier momento del día. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que una persona tiene diabetes si cumple al menos uno de los siguientes criterios:

Glucemia en ayunas mayor o igual a 126 mg/dl (7.0 mmol/l) en dos ocasiones diferentes.

Glucemia mayor o igual a 200 mg/dl (11.1 mmol/l) dos horas después de una carga oral de 75 g de glucosa en dos ocasiones diferentes.

Glucemia mayor o igual a 200 mg/dl (11.1 mmol/l) en cualquier momento del día asociada a síntomas clásicos de diabetes.

Hemoglobina glicosilada (HbA1c) mayor o igual a 6.5% en dos ocasiones diferentes.

FISIOPATOLOGÍA: 

La fisiopatología de la diabetes mellitus se resume en el desequilibrio entre la oferta y la demanda de insulina, que conduce a una hiperglucemia crónica y a un trastorno del metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. La hiperglucemia crónica genera daño en diversos órganos y tejidos, especialmente en los vasos sanguíneos, los nervios, los riñones, los ojos y el corazón. Esto se traduce en complicaciones microvasculares (como la retinopatía, la nefropatía y la neuropatía diabéticas) y macrovasculares (como la enfermedad coronaria, la enfermedad cerebrovascular y la enfermedad arterial periférica), que son las principales causas de morbilidad y mortalidad en los pacientes con diabetes .

FACTORES DE RIESGO: 

Los factores de riesgo de la diabetes son las condiciones o hábitos que aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Existen diferentes tipos de diabetes, y cada una tiene sus propios factores de riesgo. Algunos factores de riesgo son comunes a todos los tipos de diabetes, mientras que otros son específicos de cada tipo. A continuación, te explico los principales factores de riesgo para la diabetes tipo 1 y tipo 2, que son los más frecuentes.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmunitario ataca y destruye las células productoras de insulina en el páncreas. La insulina es una hormona que ayuda a regular el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. Sin insulina, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo y puede causar daños en varios órganos y tejidos. Los factores de riesgo para la diabetes tipo 1 son poco conocidos, pero se cree que están relacionados con la genética, los antecedentes familiares y la exposición a ciertos virus. Algunos de estos factores son:

Antecedentes familiares: 

La existencia de casos de diabetes tipo 1 en la familia puede ser importante. Existe mayor riesgo de padecer diabetes tipo 1 si el padre, la madre, un hermano o una hermana tienen diabetes tipo 1.

Factores genéticos:

 Varios genes han sido vinculados con el riesgo de sufrir diabetes tipo 1.  Estos genes pueden influir en la susceptibilidad del sistema inmunitario a atacar las células del páncreas. Algunos de estos genes están relacionados con el sistema HLA (antígeno leucocitario humano), que es el responsable de reconocer y eliminar las células extrañas o dañadas del organismo.

Exposición a virus: 

Se cree que algunos virus pueden desencadenar o acelerar el proceso autoinmune que conduce a la diabetes tipo 1. Los virus que se creen implicados como factor de riesgo para la diabetes tipo 1 son: el virus del sarampión, el coxsackie y el de la parotiditis.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, en la que el cuerpo no produce suficiente insulina o no la utiliza adecuadamente. Esto provoca que la glucosa se acumule en el torrente sanguíneo y cause hiperglucemia (nivel alto de azúcar en la sangre). La hiperglucemia puede provocar complicaciones graves, como enfermedades cardiovasculares, renales, nerviosas y oculares. 

Los factores de riesgo para la diabetes tipo 2 se pueden clasificar en dos grupos: 

los no modificables y los modificables.

 Los factores no modificables son aquellos que no se pueden cambiar, como la edad, el sexo o la raza. 

Los factores modificables son aquellos que se pueden prevenir o controlar, como el peso, la alimentación o el ejercicio físico. Algunos de estos factores son:

Edad:

 El riesgo de padecer diabetes tipo 2 aumenta con la edad. Esto se debe a que con el paso del tiempo, el páncreas puede producir menos insulina o el cuerpo puede volverse más resistente a su acción. Además, las personas mayores suelen tener menos actividad física y más problemas de salud asociados a la diabetes2.

Sexo:

 Las mujeres tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que los hombres.  Esto se debe a que las mujeres tienen más tendencia a acumular grasa abdominal, lo que favorece la resistencia a la insulina.  Además, las mujeres pueden sufrir cambios hormonales que afectan al metabolismo de la glucosa, como el embarazo, el síndrome de ovario poliquístico o la menopausia.

Raza o etnia:

 Algunas razas o etnias tienen una mayor predisposición genética a padecer diabetes tipo 2.  Entre ellas se encuentran las personas de ascendencia africana, asiática, hispana o indígena americana2. Estas poblaciones pueden tener variantes genéticas que afectan al funcionamiento del páncreas o a la sensibilidad a la insulina. También pueden tener factores culturales o socioeconómicos que influyen en sus hábitos de vida.

Antecedentes familiares:

 La diabetes tipo 2 tiene un componente hereditario, por lo que el riesgo de padecerla es mayor si se tienen familiares directos con esta enfermedad. Esto se debe a que se pueden heredar genes que predisponen a la diabetes tipo 2 o a factores asociados, como la obesidad o la hipertensión.

Obesidad o sobrepeso:

 El exceso de peso, especialmente en la zona abdominal, es uno de los principales factores de riesgo para la diabetes tipo 2. Esto se debe a que el tejido adiposo (graso) produce sustancias que interfieren con la acción de la insulina y provocan resistencia a la misma2. La resistencia a la insulina hace que el páncreas tenga que producir más insulina para mantener el nivel de glucosa normal, lo que puede agotar su capacidad y causar diabetes tipo 2.

Sedentarismo:

 La falta de actividad física regular es otro factor de riesgo para la diabetes tipo 2.  Esto se debe a que el ejercicio físico ayuda a mejorar el uso de la glucosa por parte de los músculos y a reducir el nivel de glucosa en la sangre. Además, el ejercicio físico ayuda a controlar el peso, la presión arterial y el colesterol, que son otros factores asociados a la diabetes tipo 2.

Alimentación inadecuada:

 Una dieta poco saludable, rica en grasas saturadas, azúcares refinados y calorías vacías, y pobre en fibra, frutas y verduras, es otro factor de riesgo para la diabetes tipo 2. Esto se debe a que este tipo de alimentación favorece el aumento de peso, la inflamación y el desequilibrio del metabolismo de la glucosa.

Tabaquismo:

 Fumar cigarrillos aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esto se debe a que el tabaco contiene sustancias tóxicas que dañan las células del páncreas y reducen su capacidad de producir insulina . Además, el tabaco aumenta el nivel de glucosa en la sangre al estimular la liberación de adrenalina, una hormona que contrarresta la acción de la insulina.

Consumo excesivo de alcohol: 

Beber alcohol en exceso también aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esto se debe a que el alcohol contiene calorías vacías que contribuyen al aumento de peso y al desequilibrio del metabolismo de la glucosa.  Además, el alcohol puede interferir con el efecto de algunos medicamentos para la diabetes o causar hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en la sangre) si se combina con ellos.

Estrés crónico:

 El estrés prolongado o intenso puede aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esto se debe a que el estrés activa el sistema nervioso simpático y libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que elevan el nivel de glucosa en la sangre y reducen la sensibilidad a la insulina.  Además, el estrés puede afectar negativamente al sueño, al estado de ánimo y a los hábitos alimenticios, lo que puede favorecer el desarrollo de la diabetes tipo 2.

Como puedes ver, existen muchos factores de riesgo para la diabetes, pero también hay muchas formas de prevenirlos o controlarlos. Si tienes alguno o varios de estos factores, te recomiendo que consultes con tu médico y sigas sus indicaciones para cuidar tu salud.


TRATAMIENTO: 

El tratamiento de la diabetes mellitus tiene como objetivo principal mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de un rango normal o cercano al normal, para prevenir o retrasar las complicaciones agudas y crónicas. El tratamiento se basa en cuatro pilares fundamentales: educación diabetológica, dieta, ejercicio físico y medicación .

EDUCACIÓN DIABETOLOGICA: 

 Es el proceso mediante el cual se informa, capacita y motiva al paciente y a su familia sobre los aspectos básicos de la enfermedad, su control, su autocuidado y su prevención de complicaciones. La educación diabetológica debe ser continua, individualizada y adaptada a las necesidades y características de cada paciente .

DIETA :

 es un componente esencial del tratamiento de la diabetes, ya que influye directamente en los niveles de glucosa en la sangre. La dieta debe ser equilibrada, variada, suficiente y adecuada a las preferencias, hábitos y condiciones socioeconómicas del paciente. Los principios generales de la dieta para la diabetes son: controlar el aporte calórico total, distribuir los hidratos de carbono a lo largo del día, limitar el consumo de grasas saturadas y trans, aumentar el consumo de fibra, frutas y verduras, moderar el consumo de sal y alcohol, y evitar el consumo de azúcares simples .

EJERCICIO FÍSICO: 

Es otro componente fundamental del tratamiento de la diabetes, ya que mejora el control glucémico, reduce el riesgo cardiovascular, favorece la pérdida o el mantenimiento del peso corporal, aumenta el bienestar psicológico y previene las complicaciones crónicas. El ejercicio físico debe ser regular, moderado e individualizado según la edad, el tipo y el grado de control de la diabetes, las complicaciones presentes y las preferencias del paciente. Las recomendaciones generales son: realizar al menos 150 minutos por semana de actividad aeróbica de intensidad moderada a vigorosa (como caminar, nadar o andar en bicicleta), complementar con ejercicios de resistencia muscular dos o tres veces por semana (como levantar pesas o hacer abdominales), evitar el sedentarismo y consultar al médico antes de iniciar o modificar un programa de ejercicio .

La medicación es el último pilar del tratamiento de la diabetes .

FARMACOLOGICO:

Los fármacos usados para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 1 y 2 dependen del tipo y la gravedad de la enfermedad. La diabetes mellitus tipo 1 se caracteriza por la falta de producción de insulina por el páncreas, por lo que los pacientes necesitan inyecciones de insulina para regular el nivel de glucosa en la sangre. La diabetes mellitus tipo 2 se debe a una resistencia a la acción de la insulina, por lo que los pacientes pueden beneficiarse de medicamentos que aumentan la sensibilidad a la insulina o que estimulan la secreción de insulina por el páncreas.

Según las principales guías de práctica clínica, el fármaco de primera elección para la diabetes mellitus tipo 2 es la metformina,  que disminuye la producción de glucosa en el hígado y mejora la captación de glucosa por los tejidos . La metformina puede usarse sola o en combinación con otros fármacos orales o inyectables, como los inhibidores de SGLT2, los agonistas del receptor del péptido 1 semejante al glucagón (GLP-1), las sulfonilureas, las tiazolidinedionas, los inhibidores de la alfa-glucosidasa o los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4).

La insulina es el único tratamiento eficaz para la diabetes mellitus tipo 1, y también se puede usar en casos de diabetes mellitus tipo 2 cuando los fármacos orales o inyectables no son suficientes para controlar el nivel de glucosa en la sangre. Existen diferentes tipos de insulina según su duración y velocidad de acción, como la insulina rápida, la insulina regular, la insulina intermedia y la insulina prolongada. La dosis y el momento de administración de la insulina dependen de varios factores, como el nivel de glucosa en la sangre, la ingesta de alimentos, el ejercicio físico y otras enfermedades.

Es importante que los pacientes con diabetes mellitus sigan una dieta saludable, hagan ejercicio regularmente y se controlen el nivel de glucosa en la sangre con frecuencia. Además, pueden necesitar otros medicamentos para prevenir o tratar las complicaciones de la diabetes, como los problemas cardiovasculares, renales o nerviosos. Algunos ejemplos son los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona, las estatinas y la aspirina.

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