SÍFILIS
SÍFILIS:
DEFINICIÓN:
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por una bacteria llamada Treponema pallidum. La sífilis puede afectar a varios órganos y sistemas del cuerpo, como la piel, las mucosas, el sistema nervioso, el sistema cardiovascular y el sistema óseo. La sífilis se transmite por contacto directo con las lesiones o úlceras (llamadas chancros) que produce la bacteria en la zona genital, anal o bucal de una persona infectada. La sífilis también puede transmitirse de la madre al feto durante el embarazo o el parto, lo que se conoce como sífilis congénita.
CLASIFICACIÓN:
La sífilis se clasifica en cuatro tipos según el tiempo de evolución y las manifestaciones clínicas que presenta la persona infectada. Los tipos de sífilis son los siguientes:
SÍFILIS PRIMARIA:
Es la primera etapa de la infección, que ocurre entre 10 y 90 días después de la exposición a la bacteria. Se caracteriza por la aparición de un chancro, que es una úlcera indolora, dura y redondeada, que se localiza en el lugar de entrada de la bacteria (pene, vulva, ano, boca, etc.). El chancro suele curarse espontáneamente en unas semanas, pero la bacteria sigue en el organismo y puede diseminarse por la sangre a otros órganos y tejidos.
SÍFILIS SECUNDARIA:
Es la segunda etapa de la infección, que ocurre entre 2 y 12 semanas después de la curación del chancro. Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea generalizada, que puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero especialmente a las palmas de las manos y las plantas de los pies. La erupción suele ir acompañada de otros síntomas, como fiebre, malestar general, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, pérdida de peso, caída del cabello y aumento de los ganglios linfáticos. La sífilis secundaria también suele remitir espontáneamente en unos meses, pero la bacteria sigue en el organismo y puede causar daños irreversibles en algunos órganos y sistemas.
SÍFILIS LATENTE:
Es la tercera etapa de la infección, que ocurre cuando no hay manifestaciones clínicas evidentes de la enfermedad. La sífilis latente puede durar desde unos pocos meses hasta más de 10 años, dependiendo del estado inmunitario de la persona infectada. Durante esta etapa, la bacteria permanece en el organismo en forma inactiva o latente, pero puede reactivarse y volver a causar síntomas en cualquier momento.
La sífilis latente se divide en dos fases: sífilis latente temprana y sífilis latente tardía. La sífilis latente temprana se refiere al primer año después de la infección, mientras que la sífilis latente tardía se refiere al resto del tiempo.
SÍFILIS TERCIARIA:
Es la última etapa de la infección, que ocurre cuando la bacteria causa daños graves e irreversibles en algunos órganos y sistemas del cuerpo. La sífilis terciaria puede aparecer entre 3 y 30 años después de la infección inicial, y afecta al 15% de las personas no tratadas. La sífilis terciaria se manifiesta por tres formas clínicas: goma sifilítica, neurosífilis y sífilis cardiovascular.
El goma sifilítico es una lesión inflamatoria crónica que puede afectar a cualquier órgano o tejido, pero especialmente a los huesos, el hígado y el bazo. El goma sifilítico se caracteriza por la formación de nódulos o masas que pueden ulcerarse y dejar cicatrices deformantes.
La neurosífilis es una complicación neurológica que puede afectar al cerebro, la médula espinal o los nervios periféricos. La neurosífilis se caracteriza por alteraciones mentales, como demencia, psicosis o depresión; alteraciones motoras, como parálisis o ataxia; alteraciones sensitivas, como pérdida de sensibilidad o dolor; alteraciones visuales, como ceguera o pupilas anormales; y alteraciones auditivas, como sordera o vértigo.
La sífilis cardiovascular es una complicación cardíaca que puede afectar a la aorta, el corazón o las válvulas cardíacas. La sífilis cardiovascular se caracteriza por la inflamación y el debilitamiento de la pared de la aorta, lo que puede provocar un aneurisma o una rotura de la aorta; la inflamación y el daño de las válvulas cardíacas, lo que puede provocar una insuficiencia cardíaca o una endocarditis; y la obstrucción o el estrechamiento de las arterias coronarias, lo que puede provocar una angina de pecho o un infarto de miocardio.
EPIDEMIOLOGÍA:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en 2018 había unos 6,3 millones de personas con sífilis en el mundo, de las cuales 5,6 millones eran adultos y 661 mil eran niños menores de 15 años. El mismo año, se produjeron unos 10,6 millones de casos nuevos de sífilis, de los cuales 6,4 millones eran adultos y 4,2 millones eran niños menores de 15 años. El mismo año, se produjeron unas 200 mil muertes relacionadas con la sífilis, de las cuales 143 mil eran adultos y 57 mil eran niños menores de 15 años. La región más afectada por la epidemia de sífilis es el África subsahariana, donde se concentra el 66% de los casos nuevos y el 71% de las muertes por sífilis. Otras regiones con una alta prevalencia de sífilis son Asia sudoriental, América Latina y el Caribe.
CUADRO CLÍNICO:
El cuadro clínico de la sífilis depende del tipo y la etapa de la infección, como se ha descrito anteriormente. Los síntomas más comunes y característicos de la sífilis son los siguientes:
CHANCRO:
Es una úlcera indolora, dura y redondeada, que se localiza en el lugar de entrada de la bacteria (pene, vulva, ano, boca, etc.). El chancro suele aparecer entre 10 y 90 días después de la exposición a la bacteria y suele curarse espontáneamente en unas semanas.
ERUPCIÓN CUTÁNEA:
Es una erupción generalizada, que puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero especialmente a las palmas de las manos y las plantas de los pies. La erupción suele aparecer entre 2 y 12 semanas después de la curación del chancro y suele remitir espontáneamente en unos meses.
LESIONES MUCOSAS:
Son lesiones que afectan a las mucosas de la boca, la nariz, la garganta, los genitales o el ano. Las lesiones mucosas pueden ser úlceras, verrugas o placas blanquecinas. Las lesiones mucosas suelen aparecer junto con la erupción cutánea o después de ella.
SINTOMAS GENERALES:
Son síntomas que afectan al estado general del organismo. Los síntomas generales pueden ser fiebre, malestar general, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, pérdida de peso, caída del cabello y aumento de los ganglios linfáticos. Los síntomas generales suelen aparecer junto con la erupción cutánea o después de ella.
COMPLICACIONES:
Son daños graves e irreversibles que afectan a algunos órganos y sistemas del cuerpo. Las complicaciones pueden ser goma sifilítico, neurosífilis o sífilis cardiovascular. Las complicaciones suelen aparecer entre 3 y 30 años después de la infección inicial.
El diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la sífilis son aspectos esenciales para controlar la enfermedad y evitar sus complicaciones. A continuación, se describen los principales aspectos de estos temas:
DIAGNÓSTICO:
El diagnóstico de la sífilis se basa en la combinación de tres elementos: la historia clínica, el examen físico y las pruebas de laboratorio. La historia clínica consiste en recoger información sobre los antecedentes personales, familiares y sexuales del paciente, así como sobre los síntomas y signos que presenta. El examen físico consiste en explorar al paciente para detectar la presencia de chancros, erupciones, lesiones mucosas u otras manifestaciones clínicas de la sífilis. Las pruebas de laboratorio consisten en realizar análisis de sangre u otros fluidos corporales para detectar anticuerpos o antígenos específicos de la bacteria que causa la sífilis.
Las pruebas de laboratorio se dividen en dos tipos:
pruebas no treponémicas y pruebas treponémicas.
Las pruebas no treponémicas :
son pruebas que detectan anticuerpos que no son específicos de la sífilis, sino que se producen como respuesta a cualquier infección bacteriana. Estas pruebas son útiles para el cribado o tamizaje de la población, pero no son suficientes para confirmar el diagnóstico de la sífilis. Algunas pruebas no treponémicas son el VDRL (Venereal Disease Research Laboratory) y el RPR (Rapid Plasma Reagin).
Las pruebas treponémicas :
son pruebas que detectan anticuerpos o antígenos específicos de la sífilis, que se producen como respuesta a la infección por Treponema pallidum. Estas pruebas son útiles para confirmar el diagnóstico de la sífilis, pero no sirven para evaluar el tratamiento o la curación. Algunas pruebas treponémicas son el FTA-ABS (Fluorescent Treponemal Antibody Absorption), el TPPA (Treponema Pallidum Particle Agglutination) y el EIA (Enzyme Immunoassay).
El diagnóstico definitivo de la sífilis requiere una prueba no treponémica positiva y una prueba treponémica positiva. Si solo una de las dos pruebas es positiva, se debe realizar otra prueba diferente para confirmar o descartar el diagnóstico. El diagnóstico también debe tener en cuenta el tipo y la etapa de la infección, ya que las pruebas pueden variar según el tiempo de evolución y las manifestaciones clínicas que presenta el paciente.
TRATAMIENTO:
El tratamiento de la sífilis consiste en la administración de antibióticos que eliminan la bacteria que causa la enfermedad. El antibiótico más eficaz y recomendado para tratar la sífilis es la penicilina, que se administra por vía intramuscular o intravenosa, dependiendo del tipo y la etapa de la infección. La dosis y la duración del tratamiento varían según el caso, pero en general se siguen las siguientes pautas:
Sífilis primaria, secundaria o latente temprana: Se administra una sola dosis de penicilina benzatínica por vía intramuscular.
Sífilis latente tardía o terciaria: Se administra una dosis semanal de penicilina benzatínica por vía intramuscular durante tres semanas consecutivas.
Neurosífilis: Se administra una dosis diaria de penicilina cristalina por vía intravenosa durante 10 a 14 días.
El tratamiento con penicilina es seguro y efectivo para curar la sífilis y prevenir sus complicaciones. Sin embargo, algunas personas pueden ser alérgicas a la penicilina y presentar reacciones adversas como urticaria, dificultad respiratoria o shock anafiláctico. En estos casos, se debe realizar una prueba cutánea para confirmar la alergia y administrar un antibiótico alternativo, como la doxiciclina, la azitromicina o la ceftriaxona.
El tratamiento con antibióticos también puede provocar una reacción conocida como reacción de Jarisch-Herxheimer, que consiste en un empeoramiento transitorio de los síntomas debido a la liberación masiva de toxinas por la muerte de las bacterias. Esta reacción suele ocurrir entre las primeras 24 horas después de iniciar el tratamiento y se manifiesta por fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, y erupción cutánea. Esta reacción no es grave y se resuelve espontáneamente en unas horas o días, pero puede requerir tratamiento sintomático con analgésicos, antipiréticos o antihistamínicos.
El tratamiento de la sífilis debe ser prescrito y supervisado por un médico especialista en ETS, quien debe realizar un seguimiento periódico del paciente mediante análisis clínicos y evaluaciones clínicas. El seguimiento tiene como objetivo verificar la eficacia y la tolerancia del tratamiento, así como detectar posibles complicaciones o reinfecciones. El seguimiento se basa en la realización de pruebas no treponémicas cada 3, 6 y 12 meses después de finalizar el tratamiento, para comprobar la disminución o la negativización de los títulos de anticuerpos. Si los títulos de anticuerpos no disminuyen o aumentan, se debe sospechar de una falla terapéutica, una reinfección o una coinfección con otra ETS, y se debe realizar una nueva prueba treponémica para confirmar o descartar el diagnóstico. Si el diagnóstico se confirma, se debe administrar un nuevo tratamiento con una dosis mayor o más prolongada de antibióticos.
El tratamiento de la sífilis ha demostrado ser altamente eficaz para curar la infección y prevenir sus complicaciones. Sin embargo, el tratamiento no confiere inmunidad contra la reinfección, por lo que es necesario adoptar medidas de prevención para evitar el contagio o la transmisión del VIH a otras personas.
PREVENCIÓN:
La prevención de la sífilis se basa en la adopción de medidas que eviten la exposición a la bacteria o que reduzcan el riesgo de transmisión de la bacteria en caso de exposición. Las principales medidas de prevención son las siguientes:
Educación e información:
Es fundamental brindar educación e información sobre la sífilis y otras ETS a toda la población, especialmente a los grupos más vulnerables o en situación de riesgo, como los jóvenes, las mujeres, los hombres que tienen sexo con hombres, los trabajadores sexuales, los usuarios de drogas inyectables, los migrantes y los reclusos. La educación e información deben incluir aspectos como las formas de transmisión y prevención de la sífilis y otras ETS, los síntomas y el diagnóstico de la sífilis y otras ETS, el tratamiento y el cuidado de las personas que viven con la sífilis y otras ETS, los derechos humanos y la no discriminación de las personas que viven con la sífilis y otras ETS, y los servicios y recursos disponibles para la atención y el apoyo de las personas que viven con la sífilis y otras ETS.
Prueba del VIH:
Es importante realizar la prueba del VIH a todas las personas que hayan tenido una conducta de riesgo o que pertenezcan a un grupo vulnerable o en situación de riesgo. La prueba del VIH permite conocer el estado serológico de la persona, es decir, si está infectada o no por el virus. La prueba del VIH debe ser voluntaria, confidencial y acompañada de consejería pre y post prueba. La consejería pre prueba consiste en brindar información sobre el VIH y el SIDA, las formas de transmisión y prevención del VIH, los beneficios y riesgos de hacerse la prueba, los posibles resultados y sus implicaciones, y los servicios y recursos disponibles para la atención y el apoyo de las personas que viven con el VIH. La consejería post prueba consiste en brindar información sobre el resultado de la prueba, su significado e interpretación, las medidas de prevención y cuidado personal según el resultado, las opciones de tratamiento y seguimiento médico en caso de resultado positivo, los servicios y recursos disponibles para la atención y el apoyo de las personas que viven con el VIH, y los derechos humanos y la no discriminación
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