VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO (VPH)
VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO: (VPH)
DEFINICIÓN:
El virus del papiloma humano (VPH) es un grupo de más de 200 virus relacionados que pueden infectar la piel o las membranas mucosas de las personas. Algunos tipos de VPH pueden causar verrugas o papilomas, que son crecimientos benignos (no cancerosos) en la piel o las mucosas. Otros tipos de VPH pueden causar lesiones precancerosas o cánceres en diferentes partes del cuerpo, como el cuello uterino, la vagina, el vulva, el ano, el pene, la boca y la garganta.
TIPOS:
Los tipos de VPH se clasifican según el riesgo que tienen de causar cáncer. Los tipos de alto riesgo son aquellos que pueden provocar lesiones precancerosas o cánceres en las zonas genitales o anales, o en la boca y la garganta. Los tipos más comunes de alto riesgo son el 16 y el 18, que son responsables de aproximadamente el 70% de los casos de cáncer de cuello uterino. Otros tipos de alto riesgo son el 31, el 33, el 35, el 39, el 45, el 51, el 52, el 56, el 58 y el 59.
Los tipos de bajo riesgo son aquellos que pueden causar verrugas genitales o anales, o verrugas en otras partes del cuerpo. Los tipos más comunes de bajo riesgo son el 6 y el 11, que son responsables de aproximadamente el 90% de los casos de verrugas genitales. Otros tipos de bajo riesgo son el 40, el 42, el 43, el 44 y el 54.
EPIDEMIOLOGÍA:
El VPH es la infección de transmisión sexual más común en el mundo. Se estima que más del 80% de las personas sexualmente activas se infectarán con al menos un tipo de VPH en algún momento de sus vidas. La mayoría de las infecciones por VPH son asintomáticas y se eliminan por sí solas en un período de uno a dos años. Sin embargo, algunas infecciones persisten y pueden provocar lesiones precancerosas o cánceres.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen unos 570.000 casos nuevos de cáncer de cuello uterino y unos 311.000 fallecimientos por esta causa en todo el mundo. El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más frecuente entre las mujeres y el séptimo entre ambos sexos. La mayoría de los casos (más del 85%) se producen en países de ingresos bajos y medios, donde hay menos acceso a los servicios de prevención y tratamiento.
Además del cáncer de cuello uterino, el VPH también puede causar otros tipos de cáncer menos frecuentes, como el cáncer de vagina, vulva, ano, pene, boca y garganta. Se estima que cada año se producen unos 120.000 casos nuevos y unos 50.000 fallecimientos por estos cánceres a nivel mundial.
CUADRO CLÍNICO:
La mayoría de las personas infectadas por VPH no presentan síntomas ni signos visibles. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar verrugas o lesiones en la piel o las mucosas. Las verrugas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero las más comunes son las verrugas genitales o anales, que se presentan como protuberancias blandas y húmedas en los genitales o alrededor del ano. Las verrugas genitales pueden causar molestias, picazón o sangrado durante las relaciones sexuales. Las lesiones precancerosas o cancerosas suelen ser planas y no causan síntomas hasta etapas avanzadas.
El cuadro clínico del VPH depende del tipo de virus y del lugar donde se localiza la infección. Algunos ejemplos son:
Cáncer de cuello uterino:
Puede causar sangrado vaginal anormal (entre períodos menstruales, después de las relaciones sexuales o después de la menopausia), flujo vaginal anormal, dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.
Cáncer de vagina:
Puede causar sangrado vaginal anormal, flujo vaginal anormal o dolor pélvico.
Cáncer de vulva:
Puede causar cambios en el color, la forma o el grosor de la piel de la vulva, picazón, ardor, dolor o sangrado en la vulva, o una masa o úlcera en la vulva.
Cáncer de ano:
Puede causar sangrado, dolor, picazón o secreción del ano, cambios en los hábitos intestinales o una masa o úlcera en el ano.
Cáncer de pene:
Puede causar cambios en el color, la forma o el grosor de la piel del pene, picazón, ardor, dolor o sangrado en el pene, o una masa o úlcera en el pene.
Cáncer de boca y garganta:
Puede causar dolor o dificultad para tragar, cambios en la voz, tos persistente, sangrado o dolor en la boca o la garganta, o una masa o úlcera en la boca o la garganta.
DIAGNÓSTICO:
El diagnóstico del VPH se basa en la detección del virus o de sus efectos en las células infectadas. Existen diferentes métodos para diagnosticar el VPH según el tipo de muestra y el objetivo del análisis. Algunos ejemplos son:
Prueba de Papanicolaou (Pap):
Consiste en tomar una muestra de células del cuello uterino con un cepillo o una espátula y examinarla al microscopio para detectar posibles cambios anormales causados por el VPH. Esta prueba se recomienda a todas las mujeres entre 21 y 65 años cada tres años.
Prueba de VPH:
Consiste en tomar una muestra de células del cuello uterino con un cepillo o una espátula y analizarla con una técnica molecular para detectar la presencia del ADN del VPH. Esta prueba se recomienda a las mujeres mayores de 30 años junto con la prueba de Pap cada cinco años.
Colposcopia:
Consiste en examinar el cuello uterino con un instrumento que amplía la imagen y permite ver posibles lesiones causadas por el VPH. Esta prueba se realiza cuando la prueba de Pap o la prueba de VPH muestran resultados anormales.
Biopsia:
Consiste en tomar una muestra de tejido de una lesión sospechosa y examinarla al microscopio para confirmar el diagnóstico de cáncer. Esta prueba se realiza cuando la colposcopia muestra resultados anormales.
Para diagnosticar el VPH en otras partes del cuerpo, se pueden utilizar métodos similares, como tomar muestras de células o tejidos y analizarlas con técnicas microscópicas o moleculares. También se pueden realizar exámenes físicos e imágenes médicas para detectar posibles lesiones causadas por el VPH.
TRATAMIENTO:
El tratamiento del VPH depende del tipo de virus y del tipo y grado de lesión que haya causado. No existe un tratamiento específico para eliminar el virus del organismo, pero sí existen tratamientos para eliminar las verrugas o las lesiones precancerosas o cancerosas. Algunos ejemplos son:
Crioterapia:
Consiste en aplicar nitrógeno líquido sobre las verrugas o las lesiones precancerosas para congelarlas y destruirlas. Este tratamiento se puede realizar en el consultorio médico sin anestesia.
Electrocauterización:
Consiste en aplicar una corriente eléctrica sobre las verrugas o las lesiones precancerosas para quemarlas y destruirlas. Este tratamiento se puede realizar en el consultorio médico con anestesia local.
Láser:
Consiste en aplicar un haz de luz intensa sobre las verrugas o las lesiones precancerosas para vaporizarlas y destruirlas. Este tratamiento se puede realizar en el quirófano con anestesia local o general.
Escisión:
Consiste en cortar las verrugas o las lesiones precancerosas con un bisturí o unas tijeras. Este tratamiento se puede realizar en el consultorio médico con anestesia local o en el quirófano con anestesia general.
Quimioterapia:
Consiste en administrar medicamentos que destruyen las células cancerosas. Este tratamiento se puede realizar por vía oral, intravenosa o intravaginal, según el tipo y la localización del cáncer.
Radioterapia:
Consiste en aplicar radiación sobre el tumor para destruir las células cancerosas. Este tratamiento se puede realizar por vía externa o interna, según el tipo y la localización del cáncer.
Cirugía:
Consiste en extirpar el tumor y los tejidos circundantes afectados por el cáncer. Este tratamiento se puede realizar por vía abdominal, vaginal o laparoscópica, según el tipo y la localización del cáncer.
PREVENCIÓN:
La prevención del VPH se basa en evitar la exposición al virus y en estimular la respuesta inmunitaria contra el virus. Algunas medidas de prevención son:
Vacunación:
Consiste en administrar una vacuna que protege contra los tipos más comunes y peligrosos de VPH. Esta vacuna se recomienda a todas las personas entre 9 y 26 años, preferiblemente antes de iniciar la actividad sexual. La vacuna se administra en dos o tres dosis, según la edad y el esquema de vacunación.
Uso de preservativos:
Consiste en utilizar condones masculinos o femeninos durante las relaciones sexuales para reducir el riesgo de transmisión del VPH. Sin embargo, los preservativos no cubren todas las zonas que pueden estar infectadas por el VPH, por lo que no ofrecen una protección completa.
Pruebas de detección:
Consiste en realizar pruebas periódicas para detectar posibles infecciones o lesiones causadas por el VPH. Estas pruebas permiten diagnosticar y tratar precozmente las infecciones o lesiones, evitando así su progresión a cáncer. Las pruebas más recomendadas son la prueba de Pap y la prueba de VPH para las mujeres, y el examen visual o la biopsia para los hombres.
Higiene personal:
Consiste en mantener una buena higiene de la piel y las mucosas, especialmente de las zonas genitales y anales, para evitar la irritación o la infección por otros agentes que puedan favorecer el desarrollo del VPH.
Estilo de vida saludable:
Consiste en adoptar hábitos que fortalezcan el sistema inmunitario, como una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, un descanso suficiente, una actividad física regular, un manejo del estrés y una abstención del tabaco y el alcohol.
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